
Como la corriente navega por los valles añejados de las turbiedades inmensas de lo que un día fue el ayer, como los sigilos cabellos son la suavidad de lo que tu piel le mostró a la mía… porque el silencio no hablo jamás, que ahogando los sueños hizo renacer los tuyos, los besos ácidos que se guardan en la memoria circundante del espacio fallido, existencia de otras dimensiones, prueba intangible que habita los espacios siniestros de mi mente… pupilas entre abiertas por los cuales entran haces de luz… palpitante tu corazón que no vive y vive en los espacios y rincones inhóspitos de esta ciudad. Por aquella calle, en la esquina… en el fondo de rallas negras.